domingo, 4 de enero de 2015

Sol de invierno.

Llegó de puntillas y sin avisar, como el furtivo que espera dar la sorpresa definitiva. Llegó frío, impasible y terco. Y se instaló entre nosotros con la tibia esperanza de darnos luz, con ninguna esperanza de darnos calor. Pronto comprendió que sus caricias nada podían ante el hielo y las largas noches, que su primigenia calidez se apagaba como jirón de niebla antes de llegar a su destino. Aún así siempre volvía, una y otra vez remontaba el lejano horizonte para echar un vistazo al redondo mundo; y si ningún signo le hacía concebir esperanzas en su misión, tampoco ninguno le hacía desistir de su papel cotidiano, regentado por leyes inmutables y antiguas que nadie comprende bien. Simplemente se levantaba, cumplía su ciclo y volvía a dormir con la paz de alma del trabajo hecho.
Desconocía que miles, millones de pequeñas vidas esperan a diario su visita fugaz pero cálida. Que su mera supervivencia y perpetuación dependen de que él siga haciendo su monótono trabajo sin premio, sin aparente recompensa. Y esos millones de insignificantes existencias levantan sus ojos cada día hacia el distante horizonte esperando que aparezca con puntualidad natural, lúcido jinete asomando sobre el risco de sus vidas. Pues sobre el frío que lo cubre todo su visita deshiela la esperanza.
En la batalla entre azules y ocres el paisaje se descompone lleno de matices; el aire se corta envuelto en jirones de luz imposible. Los árboles desnudos enmarañan el espacio, tejiendo redes que capturan su luz como gotas de vida calmando latentes agonías. Es la cruenta lucha cotidiana, fábrica de paisajes de hermosura yerma, inanimada estampa de quietud y silencio. Y sin embargo toda vida aguarda su momento bajo la aparente capa de muerte; tras el gélido rocío, tras la corteza helada, tras el manto blanco.
Es este sol de invierno el que alimenta su futuro, prometiendo días de vino y rosas donde ahora sólo reina la calma. Y en los campos llenos de helada resignación corre el maravilloso rumor de que mañana volverá a visitarlos, quizá un poco más de tiempo que el día anterior.

2 comentarios:

  1. No todo son mapas. Pareces un poeta recuperando un blog del olvido.
    Bonitas fotos. SALud Javi.

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    1. Gracias calan.... a ver si de vez en cuando entro y le doy una vuelta a este blog que, efectivamente, estaba olvidado... Abrazo.

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