Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas al cielo con tu lanza,
perdón, me equivoqué de soneto,
de manzanas y ciruelos esto se trata.
Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza,
nueva tecnología que a mi corazón alcanza
para olvidar de quién mi cuerpo es dueño.
Cuando te vi señero, dulce, firme,
pensé las noches que te debía al irme
y las veces que mi dedo acarició tus cristales,
mas cambio tus rugosas paredes, tus venas como buñuelos,
y has venido a saciar todos mis males,
más vale iPhone en mano, que volando cien ciruelos.
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