martes, 14 de junio de 2011

El ciruelo y la manzana.

Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas al cielo con tu lanza,
perdón, me equivoqué de soneto,
de manzanas y ciruelos esto se trata.

Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza,
nueva tecnología que a mi corazón alcanza
para olvidar de quién mi cuerpo es dueño.

Cuando te vi señero, dulce, firme,
pensé las noches que te debía al irme
y las veces que mi dedo acarició tus cristales,

mas cambio tus rugosas paredes, tus venas como buñuelos,
y has venido a saciar todos mis males,
más vale iPhone en mano, que volando cien ciruelos.



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